domingo, 26 de agosto de 2012

Desafío USDCD - Días 8 y 9.- Momento Favorito / Un personaje que tengas la necesidad de defender


Este es el Post Desafío USDCD número 08 y 09 (ASOUE Challenge), y responderé a las preguntas ayer y hoy.

¿Cuál es tu Momento Favorito?

Mi momento favorito en todos los libros de USDCD es sin duda la parte final del decimotercer capítulo de “La Cueva Oscura”. Todos los libros me gustan, pero este en particular, especialmente el fragmento ya mencionado, es el que define una nueva etapa en la vida de los huérfanos Baudelaire. Como recordarán, después de haber escapado de las garras del Conde Olaf en el Queequeg, los niños llegan, por primera vez desde que sus padres murieron, a Playa Salada, donde albergan las esperanzas de encontrarse con Quigley Quagmire o J.S., debido al Voluntario Factico Despacho que recibieron, el cual contenía una serie de textos de libros codificados. Por desgracia se encuentran con el tonto y terrible Sr. Poe, tosiendo como siempre, totalmente decepcionado de todos los crímenes de los que dicen son culpables, proponiéndoles ir a la comisaria a arreglar el asunto. Sin embargo, Violet se da cuenta de que el poema codificado no especifica que se vayan con el banquero, sino que tienen que tomar un taxi. Los niños, en contra de los deseos del Sr. Poe, se despiden del banquero y toman la decisión de tomar las riendas de su propia vida y comenzar a decidir su destino, caminando hasta el taxi donde posteriormente se encuentran con Kit Snicket, la cual los lleva a otro desafortunado volumen de sus vidas., pero en esta ocasión sintiéndose victoriosos de volver las tornas y romper el ciclo al que en cierta manera el Sr. Poe los había llevado vez tras vez, dejándolo con terribles tutores y arriesgando sus vidas.

“La frase “se volvieron las tornas” no es una que los huérfanos Baudelaire hayan podido utilizar en muchas ocasiones, ya que se refiere a una situación que de repente se ha invertido, de modo que los que estaban anteriormente en una posición de indefensión puedan encontrarse de repente en una posición de poder, y viceversa. Para los Baudelaire, se les volvieron las tornas en Playa Salada, cuando recibieron la noticia del terrible incendio, y el Conde Olaf pronto se convirtió en una figura poderosa y aterradora en sus vidas. Conforme pasó el tiempo, los hermanos esperaron y esperaron a que se volvieran las tornas en su favor, de modo que Olaf pudiera ser derrotado de una vez por todas y que pudieran verse libres de las fuerzas siniestras y misteriosas que amenazaban con engullirlos, pero las tornas en la vida de los Baudelaire parecían atascadas, con los niños siempre en condiciones de miseria y dolor, mientras que la maldad parecía triunfar a su alrededor”.

“—El mensaje está firmado por J.S. —dijo el señor Poe—. Supongo que es de algún periodista de El Diario Punctilio… Geraldine Julienne. ¿Cómo diablos han llegado hasta aquí? ¿Dónde demonios han estado? ¡Debo admitir, Baudelaires, que había renunciado a toda esperanza de volver a verlos! ¡Ha sido una pena pensar que la fortuna de los Baudelaire se quedaría en el banco, cosechando intereses y polvo! Bueno, pero eso no importa ahora, será mejor que vengan conmigo... mi coche está aparcado cerca. Tienen mucho que explicar.
—No —dijo Violet.
—¿No? —dijo El Sr. Poe con asombro y tosió con violencia sobre su pañuelo—. ¡Por supuesto que sí! ¡Han estado ausentes por mucho tiempo niños! ¡Fue muy desconsiderado que huyeran sin decirme dónde se encontraban, sobre todo desde que fueron acusados de asesinato, incendio premeditado, secuestro, y algunos delitos más! Vamos a subir de inmediato a mi coche, los llevaré a la comisaría y…”

“—Hola, Baudelaires —dijo, y les dio a los niños un pequeño saludo levantando la mano—, suban a bordo.
(…)
—¿Quién es usted? —preguntó Violet finalmente.
La mujer parpadeó y se volvió hacia los niños dándoles nuevamente una ligera sonrisa, como si hubiera estado esperando a los Baudelaire todo este tiempo para responder a su pregunta.
—Soy Kit Snicket —dijo ella, y los huérfanos Baudelaire subieron al taxi, volviendo las tornas de sus vidas y rompiendo su desafortunado ciclo por primera vez”.

¿Hay un personaje que tengas la necesidad de defender?

En realidad hay dos personajes que tengo la necesidad de defender: Las Mujeres Empolvadas. A pesar de que ellas ayudan al Conde Olaf a cometer sinnúmero de actos perversos, como planes nupciales, secuestros, operaciones asesinas o incendios premeditados. Aunque sean unas de las principales compinches del Conde Olaf, sólo salieron en cinco libros: Un Mal Principio (Cuando se dan a conocer. Ayudan al Conde Olaf con la presentación de La Boda Maravillosa), Una Academia Muy Austera (Donde se disfrazan de dos trabajadores de la cafetería de la Academia Preparatoria Prufrock, llevando gruesas mascaras de metal como protección, para observar a los Quagmire y Baudelaires. También secuestran a los Trillizos Quagmire, Duncan e Isadora), El Hospital Hostil (Aquí se disfrazan de las enfermeras Tocuna y Flo (anagrama de Count Olaf) para practicarle a Violet una craniectomía), El Carnaval Carnívoro (Ayudan al Conde Olaf con el Show de los Leones y a incendiar el Carnaval Caligari) y en La Pendiente Resbaladiza).

Las mujeres son descritas en Un Mal Principio de la siguiente manera:

“Había dos mujeres con las caras cubiertas de brillante polvo blanco, lo que las hacía parecer fantasmas”.

No se sabe mucho de ellas, pero en algún punto de su vida se unieron al grupo teatral del Conde Olaf, pasando a ser parte de los que inician incendios de V.F.D. Sin embargo, estas mujeres comienzan a cambiar en La Pendiente Resbaladiza, ya sea agradeciendo a Sunny por el desayuno que les prepara a los secuaces de Olaf en el Monte Tensión, o por preocuparse por la pequeña Baudelaire, al ser ella muy pequeña para poder encender fuego. En este mismo libro nos enteramos de que ellas creen que es algo muy terrible tener que empolvarse la cara, lo que puede estar conectado con el incendio en el que perdieron a una hermana, posiblemente quedando con terribles quemaduras, lo cual explicaría el polvo blanco. Es curioso ver como la mayoría de los personajes de Lemony Snicket se componen de tres hermanos (Lemony, Jacques y Kit. Violet, Klaus y Sunny. Isadora, Duncan y Quigley. Dewey, Frank y Ernest. Etc.). Este incendio podría justificar la implicación de estas mujeres con el conde Olaf. A pesar de todo, lo que más sorprende de ellas es que desobedecen al Conde Olaf, no tirando a Sunny del Monte Tensión y abandonando a Olaf y su grupo, perdiéndose en la inmensidad de las Montañas Mortmain, hartas de tantos incendios y actos delictivos. Esto rompe con su ciclo de maldades, demostrándonos que aun ellas, a pesar de haber ayudado a Olaf, tienen un poco de bondad en su corazón, reforzando que las personas no son buenas o malas, tal como dice el Hombre con Ganchos en vez de Manos.

—Sus compinches son tan malos como él —dijo Klaus—. Hay dos mujeres con la cara empolvada que nos obligaron a actuar en su obra (...)”

“Empezó a correr de nuevo, pero no sin antes señalar con un huesudo dedo hacia el patio. Los Baudelaire soltaron un grito ahogado. Al fondo de la Prufrock vieron un alargado y negro coche que arrojaba un humo negro por sus agotados tubos de escape. Pero los niños no gritaron por la contaminación. Los dos trabajadores de la cafetería se dirigían hacia el coche y al final se habían quitado las máscaras metálicas, y los tres niños vieron que eran las dos mujeres de cara empolvada compinches del Conde Olaf. Pero tampoco fue eso lo que hizo gritar a los niños, aunque era un acontecimiento sorprendente e inquietante. La razón de sus gritos era lo que las mujeres llevaban hacia el coche. Cada una de las mujeres empolvadas llevaba bajo el brazo a uno de los trillizos Quagmire, que luchaban con desesperación por escapar”.

“—¿Podríamos hacer una breve parada? —le preguntó una de las mujeres empolvadas—. Vi la señal de una estación de servicio a pocos kilómetros.
—No tenemos tiempo para parar en ningún lugar —dijo bruscamente Olaf—. Si necesitas usar el baño, debiste haber ido antes de que nos fuéramos.
—Pero el hospital estaba en llamas —se quejó la mujer”.

“—Tenemos que encontrar a los Baudelaire, idiota —gruñó Olaf—. Si no los encontramos, entonces no podremos robar su fortuna, y todos mis planes habrán sido una perdida de tiempo.
—Yo no creo que sus planes hayan sido una perdida de tiempo —dijo una de las mujeres empolvadas—. Me he divertido mucho con ellos, incluso si no conseguimos la fortuna”.

“—Nunca creí en cosas como las bolas de cristal —dijo una de las mujeres empolvadas—, pero cuando Madame Lulu comenzó decirle como encontrar a los Baudelaire cada vez que escapaban, me di cuenta de que la adivinación es real”.

“—No te preocupes de los niños, por favor —respondió Madame Lulu—. Mi bola de cristal me dice que mi Olaf prevalecerá.
—Si eso significa “asesinar a niños inocentes” —dijo una de las mujeres empolvadas—, entonces, esa es la mejor noticia que hemos escuchado en todo el día”.

“—¡Mírenlos! —una de las mujeres empolvadas se echo a reír—. ¡Ni siquiera pueden comer una mazorca de maíz! ¡Si que son unos fenómenos!”

“—¿Una fosa? —preguntó una de las mujeres empolvadas—. ¿Para qué necesitamos cavar una fosa?
—Para meter a los leones ahí —respondió Olaf—, de manera que sólo coman fenómenos que salten en el. Cavaremos cerca de la montaña rusa”.

“—No se sienta culpable, Olaf —dijo una de las mujeres empolvadas desde el asiento trasero—. Todo el mundo comete errores”.

“—Pronto se darán cuenta que este trabajo implica esperar mucho tiempo —dijo el Hombre con Ganchos en vez de Manos—. Usualmente tengo algo cerca para ayudar a pasar el tiempo, como una baraja de cartas o una gran roca.
—Puede ser aburrido —admitió una de las mujeres empolvadas—, y puede ser peligroso. Recientemente varios de nuestros compañeros han sufrido un destino terrible.
—Valió la pena —dijo el Conde Olaf con indiferencia, una palabra que aquí significa “en un tono de voz que indicaba que no le importaban un higo sus empleados fallecidos”—. A veces, algunas personas deben morir en incendios o ser devoradas por los leones si todo se hace por el bien común”.

“—Kevin, ¿me harías un favor? —preguntó el Hombre con Ganchos en vez de Manos, mientras Sunny luchaba para abrir el contender con jugo de naranja—. ¿Me ayudarías a peinarme? Estos ganchos a veces lo hacen difícil.
—Siento envidia de tus ganchos —respondió Kevin—, no tener manos es mejor que tener dos manos con la misma fuerza.
—No seas ridículo —dijo una de las mujeres empolvadas—. Tener la cara empolvada es aún peor.
—Pero tú tienes la cara blanca porque te maquillas —dijo Colette, mientras Sunny salía del maletero y se arrodillaba en la nieve—. Incluso estás poniendo polvo en tu cara en este momento”.

“Sunny suspiró, pero nadie la escuchó sobre las risas burlonas del grupo de Olaf. Uno por uno, los espantosos villanos empleados iban saliendo de la tienda, acercándose a la roca plana, donde Hugo estaba doblando la manta. Una de las mujeres empolvadas miró rápidamente a Sunny y le dio una pequeña sonrisa, pero nadie se ofreció a ayudarla a terminar con los preparativos del desayuno, o incluso a poner la mesa con los platos decorados con ojos”.

“—En realidad, el café no está mal —dijo una de las mujeres empolvadas—, aunque si un poco amargo. ¿Podría alguien pasarme el azúcar, por favor?”

“—Algo huele delicioso —dijo una de las mujeres empolvadas, caminando por delante de la cacerola—. Debo admitir que tenía mis dudas acerca de que un bebé estuviera a cargo de la cocina, pero tu receta de salmón se ve muy sabrosa”.

“—¿Qué haces bebé? —Sunny acababa de deslizar la berenjena dentro de la cacerola cuando oyó la voz de uno de los secuaces de Olaf. Las dos mujeres empolvadas estaban afuera de su tienda de campaña y se estiraban bajo el sol de la mañana.
—Berenjena —Sunny contestó, lo que significaba “He creado un plan que implica la berenjena, y no importa si les digo eso porque no entienden una sola palabra de lo que digo”.
—Más balbuceos de bebé —dijo una de las mujeres empolvadas con un suspiro—. Estoy empezando a pensar que Sunny es sólo un bebé indefenso, y no una espía”.

“—¡Llévense al bebé de inmediato! —ordenó el Conde Olaf a las dos mujeres empolvadas—. Está durmiendo la siesta en su cacerola.
Las dos mujeres empolvadas suspiraron, pero se apresuraron a tomar la cacerola con tapa y se la llevaron, como si fueran cocineras sacando algo del horno en lugar de ser unas villanas empleadas llevándose a una prisionera(…).”

“—¿No me escuchan? —preguntó Olaf—. ¡Tiren al bebé de la montaña!
—No —dijo una de las mujeres empolvadas, y los dos Baudelaire se sintieron aliviados.
—¿No? —repitió Esmé Miseria asombrada—. ¿Qué quieres decir con no?
—Queremos decir no —dijo la mujer empolvada, y asintió con la cabeza a su compañera. Juntas pusieron la cacerola con tapa en el suelo delante de ellas. Violet y Klaus se sorprendieron al ver que la cacerola con tapa no se movió, y asumieron que su hermana debía de estar demasiado asustada como para salir.
—Ya no queremos participar en sus planes nunca más —dijo la otra mujer empolvada, y suspiró—. Durante un tiempo, fue muy divertido combatir el fuego con fuego, pero hemos visto suficientes llamas y humo para el resto de nuestras vidas.
—No creemos que fuera una coincidencia que nuestra casa se haya incendiado —dijo la primera mujer—. Perdimos a nuestra hermana en ese incendio, Olaf.
El Conde Olaf señaló a las dos mujeres con un largo y huesudo dedo.
—¡Obedece mis órdenes en este instante! —gritó, pero sus dos ex cómplices se limitaron a mover la cabeza, le dieron la espada, y comenzaron a alejarse. Todos los presentes observaban en silencio a las dos mujeres empolvadas que pasaron por delante del Conde Olaf, de Esmé Miseria, de los dos siniestros villanos con águilas sobre sus hombros, de los dos Baudelaire y de Quigley Quagmire, del Hombre con Ganchos en vez de Manos y de los ex empleados del carnaval, y finalmente de Bruce y Carmelita Polainas y del resto de los Exploradores de Nieve, hasta llegar al camino pedregoso para comenzar a alejarse del Monte Tensión”.

“No sé, por ejemplo, qué pasó con las dos mujeres empolvadas que decidieron dejar el grupo de Olaf y marcharse, por su cuenta, por las Montañas Mortmain. Algunas personas dicen que siguen empolvándose la cara, y que pueden ser vistas cantando canciones tristes en algunos clubes de mala muerte de la ciudad. Otros dicen que viven juntas en el hinterlands, tratando de cultivar ruibarbo en la tierra seca y estéril. Y hay quienes dicen que no sobrevivieron a su descenso por el Monte Tensión, y que sus huesos pueden ser encontrados en una de las muchas cuevas de los impares y cuadrados picos. Pero a pesar de que he escuchado una canción triste tras otra, y he probado algunos de los peores ruibarbos en mi vida, y le he llevado huesos tras huesos de unos esqueletos a una experta hasta que me dijo que la estaba haciendo tan miserable que esperaba que nunca volviera por ahí, no he sido capaz de descubrir lo que realmente ocurrió con las dos mujeres”.
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2 comentarios:

  1. Hola Marco:

    Oye, queria preguntarte un cosa, es que veras, vivo en Mexico, y estoy batallando mucho para conseguir los libros del 2-8 y queria saber si tu no sabes donde puedo descargarlos o en su defecto comprarlos por aca...de verdad que te lo agradeceria mucho...

    Saludos

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    1. Mándame un correo a marco.de.los.apeninos.a.los.andes@gmail.com
      Saludos.

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